El
entrenamiento asertivo ha demostrado ser efectivo en el tratamiento
de la depresión, el resentimiento y la ansiedad derivada de las
relaciones interpersonales, especialmente cuando tales síntomas han
sido provocados por situaciones injustas. A medida que vaya
volviéndose más asertivo empezará a reclamar el derecho a sentirse
relajado y a ser capaz de dedicar tiempo sólo para usted.
PASO
1: identificar los tres estilos básicos en toda conducta
interpersona
estilo
agresivo:
ejemplos típicos son la pelea, acusación y amenaza. En general,
todas aquellas actitudes que signifiquen agredir a los demás sin
tener para nada en cuenta sus sentimientos. La ventaja de esta clase
de conducta es que la gente no pisa a la persona agresiva. La
desventaja es que no quieren tenerla cerca
estilo
pasivo:
se dice que una persona tiene una conducta pasiva cuando permite que
los demás le pisen, cuando no defiende sus intereses y cuando hace
todo lo que le dicen sin importar lo que piense o sienta al
respecto. La ventaja de ser una persona pasiva es que raramente se
recibe un rechazo directo por parte de los demás. La desventaja es
que los demás se aprovechan de uno y se acaba por acumular una
pesada carga de resentimiento y de irritación
estilo
asertivo:
una persona tiene una conducta asertiva cuando defiende sus propios
intereses, expresa sus opiniones libremente y no permite que los
demás se aprovechen de ella. Al mismo tiempo, es considerada con la
forma de pensar y de sentir de los demás. La ventaja de ser
asertivo es que puede obtenerse lo que se desea sin ocasionar
trastornos a los demás. siendo asertivo se puede actuar a favor de
los propios intereses sin sentirse culpable o equivocado por ello.
Igualmente dejan de ser necesarios la docilidad extrema o la
retracción, el ataque verbal o el reproches, y estas formas de
actuación pasan a verse como lo que son, formas inadecuadas de
evitación que crean más dolor y estrés del que son capaces de
evitar. Antes de empezar a desarrollar una conducta asertiva hay que
tener bien claro el hecho de que tanto el etilo de conducta agresivo
como el pasivo, generalmente no sirven para lograr lo que se desea.