Internet elimina las barreras socioeconómicas que históricamente impedían la comunicación y nos permite comunicarnos en línea con cualquier persona, desde amigos y familiares hasta personajes famosos y líderes mundiales. Los canales de comunicación abierta suelen ser un elemento positivo para el progreso de la humanidad, puesto que fomentan una mayor colaboración y un aprendizaje común. Sin embargo, en la actualidad, cualquier persona con presencia en los medios sociales puede ser víctima de ciberacoso y abusos en línea.
La naturaleza transparente y viral de Internet dispone de potencial para cambiar el carácter de una persona en cuestión de segundos, e incluso su futuro a largo plazo, independientemente de quién sea o de su experiencia vital.
Todos tenemos derecho a disfrutar de las libertades civiles y a vivir una vida digna en pie de igualdad con los demás. Es importante replantearse esta cuestión para entender que una persona nunca es víctima de abusos debido a su etnia, sexualidad, religión o discapacidad, entre otros factores. Una persona sufre acoso debido a la actitud negativa o a la situación de su agresor. La diferencia fundamental es que las actitudes y las situaciones pueden cambiar con un apoyo y una educación adecuados. La identidad no es algo que pueda cambiarse o en lo que se pueda influir mediante comportamientos abusivos, y nadie debería intentar hacerlo.
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