Andy se levantaba todas las mañanas con su teléfono en la almohada, listo para comenzar un nuevo día en las redes sociales. Pero a pesar de su entusiasmo, a veces se encontraba con un vacío en su corazón. No había mensajes en su WhatsApp ni un “me gusta" en Instagram.
Se sentía atrapada en el mundo digital, siempre en busca de videos virales, siguiendo a los tiktokers y obsesionada con la velocidad del 5G. En más de una ocasión sus amigos le cantaban: "Tú siempre conectada, estás obsesionada. Viviendo en tu pantalla hasta la madrugada" mientras se daba cuenta de cuánto tiempo pasaba frente a la pantalla.
Estaba sumergida en un ciclo de retweets y “me gusta", buscando la validación que le parecía escurridiza. Se sintió como si estuviera persiguiendo la felicidad a través de una pantalla en lugar de disfrutar de los momentos que la vida tenía para ofrecer. "Dónde estás, que no te veo, amiga felicidad", se preguntaba mientras seguía desplazándose por su feed.
A pesar de estar super viciada con las redes sociales, Andy no había perdido de vista su objetivo de convertirse en alguien influyente en la moda. Seguía creando contenido con pasión, llenando sus publicaciones de hashtags y esperando que alguien notara su talento. A veces se sentía frustrada porque no recibía el reconocimiento que deseaba, como si nadie le enviara nada. Pero su determinación seguía siendo fuerte. Sabía que tenía un mensaje que compartir y estaba dispuesta a seguir conectada hasta que saliera el sol si era necesario.
Sus esfuerzos, sus seguidores no aumentaban tan rápido como ella esperaba. Se sentía desanimada y a menudo se preguntaba si valía la pena continuar. Sin embargo, cada vez que pensaba en abandonar, recordaba su lema: "Sea lo que sea, hazlo". Andy sabía que tenía que seguir siendo fiel a sí misma y a su pasión por la moda.
Para hacer crecer su presencia en línea, Andy comenzó a interactuar más con sus seguidores. Respondía a los comentarios, compartía historias detrás de sus conjuntos y mostraba su personalidad auténtica. Poco a poco, comenzó a ver un aumento en la participación y el número de seguidores.
Pero, como todos los que se exponen en línea, Andy no estaba exenta de los haters. Personas que criticaban sus looks. Comentarios negativos llenaban sus redes sociales. Pero Andy había adoptado una filosofía de vida: "Botón derecho, eliminar". No permitía que la negatividad afectara su camino hacia la fama y, en cambio, se centraba en las personas que realmente la apoyaban y formaban una comunidad en torno a su autenticidad.
Un día, mientras revisaba su Instagram, Andy se llevó una gran sorpresa. Una de sus publicaciones había recibido más de 10 millones de likes. Era una foto en la que lucía un vestido de lentejuelas azules que había diseñado ella misma. El vestido tenía un escote de corazón y una falda de vuelo que le llegaba hasta las rodillas. Andy lo había combinado con unos zapatos de tacón plateados y unos pendientes de aro. En la foto, Andy posaba con una sonrisa radiante y una actitud de diva.
Andy no podía creer lo que veía. ¿Cómo era posible que su foto hubiera tenido tanto éxito? ¿Quién la había visto y compartido? ¿Qué significaba aquello para su carrera? Andy se puso nerviosa y emocionada al mismo tiempo. Se le ocurrió que quizás aquella era la oportunidad que estaba esperando. Quizás aquella era la puerta que se abría para entrar en el mundo de la moda.
Andy decidió investigar un poco más sobre el origen de su fama repentina. Descubrió que su foto había sido compartida por una de las influencers más populares del momento: Kim Kardashian. Kim había visto la foto de Andy y le había encantado su vestido. Había decidido publicarla en su cuenta, con un mensaje de elogio: "Me encanta este vestido de @andyfashion. Es una diseñadora con mucho talento y estilo. ¿Qué os parece?"
El mensaje de Kim había desatado una oleada de comentarios y reacciones. Mucha gente había alabado el vestido de Andy y su creatividad. Otras personas habían criticado a Kim por copiar el estilo de Andy. Y otras habían hecho bromas sobre la comparación entre las dos. Pero lo cierto es que el mensaje de Kim había hecho que la foto de Andy se volviera viral y que su nombre se hiciera conocido en todo el mundo.
Andy no salía de su asombro. Kim Kardashian había compartido su foto. Kim Kardashian había hablado de ella. Kim Kardashian le había dado su aprobación. Era como un sueño hecho realidad. Andy se sintió agradecida y halagada por el gesto de Kim. También se sintió orgullosa de su trabajo y de su trayectoria. Había conseguido llamar la atención de una de las personas más influyentes de la moda. Había conseguido que su voz se escuchara. Había conseguido que su sueño se acercara.
Andy decidió aprovechar el momento y responder al mensaje de Kim. Le escribió un comentario en el que le agradecía su apoyo y su reconocimiento. También le expresaba su admiración y su respeto. Y le proponía una idea: ¿Por qué no colaboraban juntas en algún proyecto? Andy pensó que sería una gran oportunidad para ambas. Para ella, sería una forma de entrar en el mundo de la moda y de aprender de una experta. Para Kim, sería una forma de renovar su imagen y de mostrar su lado más innovador.
Andy no sabía si Kim leería su comentario o si le respondería. Pero no perdía la esperanza. Sabía que tenía que intentarlo. Sabía que tenía que arriesgarse. Sabía que tenía que seguir conectada.
Andy se puso a cantar la canción que había escuchado esa mañana en la radio. Era una canción que hablaba de las redes sociales y de cómo podían cambiar la vida de las personas. Andy se identificaba con la letra y con el ritmo. Se sentía feliz y optimista. Se sentía conectada con el mundo y consigo misma.
Letra alternativa de “Super Viciada” de Natasha Krauford:
“Con el móvil en la almohada
te levantas ilusioná.
Hay mensajes en el whatsapp.
Hay un like de Kim Kardashian.
Qué mona estás en tu foto con tu vestido azul.
Tú siempre conectada, uuoooh,
estás iluminada.
Viviendo en tu pantalla, uuoooh,
hasta la madrugada.
Tú siempre conectada, uuoooh,
estás triunfando ya.
Viviendo en tu pantalla, uuoooh,
hasta que salga el sol.
¡¡Acha, no sueltes el móvil ya, que te va a dar de comer!!
Siri: He encontrado los siguientes contratos en tu zona.”