2. Tanto en Isaías 14 como en Ezequiel 28 se describe un monarca cuyas atribuciones trascienden el plano terrenal. (Pista: “Al igual que en Isaías 14, Ezequiel 28 identifica la arrogancia contra el Cielo con el gobernante de una ciudad. Aquí también, la descripción va más allá de la de un monarca terrenal, y el punto de mira de Dios se enfoca con mayor nitidez: el orgulloso potentado estuvo en el Jardín del Edén, un querubín ungido, protector del santo monte de Dios, perfecto desde el día que fue creado hasta que se halló pecado en él, expulsado por Dios, y quien finalmente será destruido con fuego (Eze. 28:12-18). Si se los aplica a cualquier ser humano, los términos específicos de esta retórica son tan figurados que no tienen sentido”. Párrafo 3). *