Introducción
DANIEL fue un joven judío que fue llevado cautivo a Babilonia. Su ministerio abarca hasta después de la caída de Babilonia a manos de los persas (Dn.6:28).
El libro de Daniel es muy diferente en contenido a los libros de Isaías, Jeremías y Ezequiel. Los primeros 6 capítulos narran la experiencia de Daniel y de sus tres amigos (Ananías, Misael y Azarías) que se negaron a participar del paganismo de Babilonia, y por ello se enfrentaron a una serie de ataques, peligros y represalias, de las que Dios siempre los libró con mano poderosa y nunca los dejó solos, los capítulos restantes (7-12) contienen una serie de visiones que Dios le dio a Daniel, las cuales apuntan al final de los tiempos, a la venida del Mesías, y al futuro de Israel.
Este libro señala la primera y la segunda venida del Mesías, de manera que en él encontramos hechos que ya sucedieron, como hechos que van a suceder en el futuro para que “cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lc.21:28).
OSEAS comienza con una historia de amor, en donde su esposa lo humilla, pero él se aferra a ella, y es el primero en ser llamado profeta menor. Él fue contemporáneo de Isaías, aunque su ministerio lo desarrolló en Samaria.
El tema central de este libo, es el amor de Dios hacia su pueblo, aunque sea infiel, pues como lo dice a través de Pablo “si fuéramos infieles, Él permanece fiel” (2Tim.2:13). El ejemplo más claro es la experiencia de Oseas, al tomar por esposa a una mujer prostituta (Os.1:2), para simbolizar con ello el gran amor de Dios para con su pueblo, el cual aún tiene promesas de restauración.
Este libro nos deja ver que Dios no solo quiere ser Señor de su pueblo, sino esposo, dándose a sí mismo en amor. De manera que Dios se preocupa por la idolatría de su pueblo, pues como esposo no compartirá a su esposa con nadie.