Un cuento del mar.
Érase una vez un niño que tuvo la suerte de conseguir un barco para él solo. Era un velero enorme; pero el niño era experto en cosas de vela y lo podía manejar sin ayuda. Durante algunos años, navegó de isla en isla. Pero un día el tiempo empezó a empeorar. El cielo se llenó de nubes y el viento comenzó a soplar con tanta fuerza que las velas quedaron hechas jirones. El niño se dio cuenta enseguida de que aquella tormenta estaba dirigida contra él por algún enemigo que sabía magia negra; por eso bajó al camarote, cerró la puerta y esperó a ver qué pasaba. –¡Ja, ja! ¡No pienses que estás solo! –dijo una voz perversa y cruel a sus espaldas. El niño se volvió asustado y vio a un loro en la librería del camarote.–¡Oh, Dios mío! –dijo el niño–. ¡Qué susto me has dado! Pensé que eras la bruja que ha causado la tormenta. El loro ladeó la cabeza y se rascó la oreja con la pata, lanzando de nuevo una larga y perversa carcajada. Entonces, para sorpresa suya, el niño vio que el loro comenzaba a transformarse. Sus alas se convirtieron en brazos largos y escuálidos; su pico, en una gran nariz aguileña; y sus brillantes plumas, en harapos chillones y andrajosos. Cuando el niño vio que se trataba de una bruja, comenzó a avanzar poco a poco hacia la estufa del camarote, donde guardaba su badila mágica. Pero la bruja le dijo: –Sé lo que estás buscando. ¡Tu badila mágica! ¡Ja, ja! La he puesto en un lugar seguro, donde tú no la encontrarás, jovencito. –Eso es lo que tú te crees –dijo una voz enérgica desde las escaleras del camarote. Y para sorpresa de ambos, la badila apareció y arremetió contra la bruja. –¡Bien! –decía el niño complacido–. ¡Dale duro!¡Échala fuera !La pequeña y simpática badila persiguió a la bruja hasta cubierta. Una vez allí, la bruja saltó al mar por la borda, pensando en que flotaría y podría ponerse a salvo. Pero no contaba con que la badila mágica había realizado un cambio maravilloso: había transformado el mar en dragones, que, tan pronto como vieron a la bruja, abrieron sus blancas y espumeantes mandíbulas y se la tragaron. Luego, los dragones comenzaron a alejarse en diferentes direcciones y el barco fue descendiendo, hasta que quedó sobre el arenoso fondo de lo que había sido el mar. El niño estaba muy emocionado al ver las maravillas del fondo del mar. Entre ellas, vio los restos de un viejo galeón español cubierto de algas y percebes. Enseguida descendió por un costado de su barco y corrió por la arena a explorar el buque naufragado.  Estaba lleno de cofres de oro y alhajas. El niño cogió algunos cofres y los almacenó en la bodega de su velero. Pero una vez hecho esto, comenzó a preocuparse. ¿Cómo saldría de allí? ¿Cómo iba a navegar si no había mar por donde hacerlo? Volvió al galeón y continuó explorando; entonces encontró un extraño martillo con una inscripción mágica: Cuando las aguas desaparezcan, da tres martillazos en el fondo. El niño cogió el martillo y golpeó la roca. De repente, el agua comenzó a brotar del suelo a borbollones, como si todas las tuberías de la Tierra hubieran estallado. No había tiempo que perder, así que corrió hacia su barco, y antes de que el agua le llegara hasta la barbilla, consiguió subir a bordo. Mientras tanto, el agua rugía, se arremolinaba y subía más y más deprisa. Al poco rato, el niño notó que su barco comenzaba a bambolearse, se elevaba y quedaba flotando. Cuando el barco estuvo flotando de nuevo, el niño colocó las velas de repuesto y puso rumbo hacia las playas de su tierra natal; allí desembarcó finalmente con todas las alhajas y el oro que había sacado del galeón español.

RICHARD HUGHESEl
Perro prodigio (Adaptación)


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Nombre y apellidos: *
Curso *
1. ¿Quién salvó al niño? *
2. ¿Por qué a la bruja no le importó saltar por la borda? *
3. ¿Dónde guardaba el niño su badila mágica?
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4. ¿Cuándo flotó de nuevo el barco del niño? *
5. ¿Cómo es la lectura «Un cuento del mar»? *
6. ¿Por qué motivo el niño consiguió salir bien librado de sus aventuras? *
7. Imagina lo que el niño escribiría en su diario de navegación el día en que encontró a la bruja.Ponle fecha y redáctalo en primera persona.  (Puedes empezar asi: 24 de septiembre de 1990. El mar ha amanecido hoy en calma, pero a las doce del mediodíahe notado). *
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