5. Debido al libre albedrio que Dios concede al hombre, no hay garantías de que el pecado no pueda surgir nuevamente en la patria celestial. (Pista: “¡Cuando, borrada la mancha del pecado, toda la Tierra aparezca en ‘la hermosura de Jehová nuestro Dios’! […] En todas las cosas creadas descubrirá una escritura, en el vasto Universo contemplará ‘el nombre de Dios escrito en grandes caracteres’, y ni en la tierra, ni en el mar, ni en el cielo quedará señal del mal” (Ed 303)”. Párrafo 4). *