Adhesión a DECLARACIÓN PÚBLICA NO AL PRMC
Este es el borrador de declaración elaborada por la Comisión PRMC de la Asamblea Ambiental del Bio Bio. Si deseas adherir a ella como organización o persona natural, ingresa abajo un correo, el nombre completo de la agrupación si la hubiere, y un nombre de contacto. Sugerencias e indicaciones al texto también son bienvenidas y trataremos de integrarlas con criterio.
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CAMBIEMOS EL PLAN: POR UNA PLANIFICACIÓN METROPOLITANA DESDE LOS TERRITORIOS Y PARA EL BUEN VIVIR (NO AL PRMC Y SU 11ª MODIFICACIÓN).
Ha sido ingresada al Consejo Regional del Bio Bio la 11ª modificación al Plan Regulador Metropolitano de Concepción (PRMC), para ser votada antes del 6 de agosto. En vista de ello, las organizaciones socioambientales y territoriales abajo suscritas, comunicamos a la comunidad, a sus organizaciones, y al conjunto de la sociedad civil, nuestro absoluto rechazo de este instrumento de planificación territorial y su undécimo parche.
Hemos constatado reiteradamente que los planes reguladores operan como verdaderas constituciones urbanas autoritarias, que junto a otras leyes permiten que el Estado y los privados dispongan a su antojo del territorio, a costa de sus habitantes y los ecosistemas que aún resisten al extractivismo, la destrucción inmobiliaria, el mal vivir urbano y las zonas de sacrificio. En base al conocimiento que hemos construido y compartido, destacamos 5 razones que justifican por sí solas el rechazo a este plan:
1. El actual PRMC ha promovido una expansión urbana desmesurada y desequilibrada de los territorios Pencopolitanos, copiando el modelo de Santiago que privatiza las infraestructuras, encarece los servicios, y aumenta los tiempos de traslado. Esta 11ª modificación insiste en lo mismo, proyectando que nuestra ciudad triplique su actual área urbana consolidada a cerca de 60 mil hectáreas (Santiago tiene en estos momentos cerca de 80 mil hectáreas urbanizadas), sobre todo mediante la expansión sobre los cerros de la Cordillera de la Costa y Nahuelbuta, sobre la Península de Tumbes, sobre los humedales de Coronel y Talcahuano, y sobre las riberas del noble río Andalién. Además de avasallar nuestra historia y geografía única, este tipo de crecimiento favorece la segregación urbana, mediante la expulsión de los más pobres hacia nuevos guetos periféricos de vivienda social, y la proliferación de condominios y nuevas poblaciones en torno a poblados tradicionales, que liquidan la identidad y cultura local. Al mismo tiempo, esta planificación permite en muchos territorios rurales la subdivisión predial de 5 mil m2, que en el caso de Santiago en la práctica se traduce en una expansión urbana sin límites, sin servicios públicos, y sin adecuada gobernanza, que a la vez presiona por más vialidad y más crecimiento urbano.
2. El actual PRMC ha consolidado las zonas de sacrificio industrial en las comunas de Coronel, Talcahuano y Hualpén, contaminando el aire, el suelo y el mar, y poniendo en riesgo la salud de la población. Esta 11ª modificación ratifica ese enfoque, y aunque reduce en algo la intensidad de uso industrial en los bordes de las actuales zonas industriales no enfrenta el problema de fondo de la concentración de industria pesada y peligrosa. Incluso propone nuevas zonas industriales en Penco precisamente donde se pretende instalar la nefasta minera Biolantánidos. Asimismo, toda la vialidad estructurante, como el Puente Industrial y la Ruta Pie de Monte, está diseñada para el transporte de carga de la industria extractivista (madera, celulosa, productos químicos, pesca) y no para las necesidades de una ciudad que ya tiene colapsado su sistema vial por el propio mal crecimiento urbano y del parque automotriz.    
3. El actual PRMC condena a la destrucción a algunos de los principales ecosistemas que aún existen en la provincia. Aunque en lo positivo establece algunos nuevos parques intercomunales, esta 11ª modificación abiertamente promueve la destrucción del gran humedal Calabozo en Coronel para suelo habitacional; promueve la destrucción de gran parte del Sitio Prioritario para la Conservación de la Biodiversidad gran humedal marisma Rocuant-Andalién para la construcción del proyecto de Plataforma Logística y proyectos inmobiliarios; promueve la destrucción de parte significativa del Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén por proyectos inmobiliarios; no reconoce ni promueve la horticultura urbana hoy amenazada; desafecta grandes Zonas de Valor Natural como en Lota o en torno al Lago Nonguén; y permite la urbanización de gran parte del Cerro Caracol hasta el límite con el Parque Nacional Nonguén.      
4. Nunca se ha desarrollado un proceso verdaderamente participativo educativo e informado de planificación urbana. La actual modificación contó con la participación de cerca de 8 personas del mundo social organizado en sus etapas de elaboración. La consulta que se realizó en la etapa de aprobación contó con cientos de observaciones ciudadanas que no fueron acogidas en los planteamientos esenciales, y el plan que sale de ese proceso es casi el mismo que el original. No hubo ningún tipo de consulta indígena ni participación de los pueblos Mapuche y Lafkenche. No se reconoce ni consulta a las organizaciones y movimientos sociales que desde el feminismo, el ambientalismo, y las y los pobladores construyen la ciudad. No hay democratización real sin democratizar la ciudad y el territorio.  
5. A partir de la resistencia al extractivismo que atraviesa la región, de la lucha por la defensa de los ecosistemas y el derecho a la ciudad, y más recientemente de la rebelión social y ciudadana, ha emergido una nueva visión de cómo podrían ser nuestras ciudades y territorios. Comienza a esbozarse una contrapropuesta urbana que demanda frenar y revertir el daño causado por el desarrollo neoliberal, y que enfatiza cinco ejes:
i) una ciudad más compacta con alturas a escala humana y estructurada en torno a su patrimonio cultural, histórico y natural, que limita la extensión urbana y respeta los pueblos e identidades locales, propiciando una densificación gradual y equilibrada de sus barrios y centros urbanos;
ii) con una red de parques y áreas verdes en su interior, que se vuelca a la recuperación ambiental y como espacios públicos privilegiados los bordes de ríos, lagos y playas; que reconoce y respeta el agua como gran elemento de identidad y cuidado de la vida; genera su propia energía de manera sustentable, y se inserta además en un gran cinturón verde de áreas de conservación y regeneración natural y agrícola campesina y comunitaria;
iii) que reduce significativamente su superficie de industria pesada, recuperando ambientalmente los territorios degradados y estigmatizados por zonas de sacrificio, y revalorizando su patrimonio industrial para otros sectores económicos como el turismo, la innovación tecnológica, y la cultura;
iv) donde se privilegia una movilidad integrada y sustentable, que regula el uso del automóvil y promueve lo peatonal, la bicicleta, el tranvía, el biotren, el tren de carga y pasajeros, los buses de acercamiento, y el cabotaje marítimo.
v) y ante todo, un territorio metropolitano que incorpora a su gobernanza y planificación la lucha contra la desigualdad y promueve la integración social, fomenta la participación activa de la ciudadanía,  reconoce a los pueblos originarios, los movimientos sociales, y combate al machismo y la violencia patriarcal.  
Por estas y otras razones llamamos a las agrupaciones sociales, territoriales y ambientales, a las redes y medios comunitarios y alternativos a declararse en estado de alerta, articulación, y resistencia ante la inminente aprobación de la 11ª modificación del PRMC.
Porque tenemos hoy la oportunidad histórica de reorientar el rumbo del desarrollo urbano de la conurbación Pencopolitana, demandamos como punto de partida el rechazo al PRMC y su urgente reemplazo por un plan totalmente nuevo y elaborado de manera participativa y en concordancia con el clamor de los territorios y de la ciudadanía que se levantó en octubre de 2019 contra el abuso y por un nuevo Chile.



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