LA FÁBRICA DE SUEÑOS. En un país muy muy lejano, en el mismo principio y fin del mundo hay una fábrica muy especial. En la fábrica de los sueños trabajan con mucha ilusión los duendes que conocen los sueños de las personas. Durante el día los duendes se escondían cerquita de la gente, de los niños y niñas, de los abuelos y abuelas, de los papás y las mamás. Estando tan cerca de ellos, pueden conocer bien a las personas y saber qué sueños son los que les gustan a cada uno.Al atardecer los duendes regresan a la fábrica, y ponen en funcionamiento las máquinas de crear sueños, introducen entonces en cada una de las máquinas las instrucciones precisas para cada persona, los datos que han recogido durante el día. Cuando llega la noche los sueños salen de las máquinas y viajan cada uno dentro de una gran burbuja que vuela por el cielo de la noche entre las estrellas, hasta llegar a las casas de las personas. Una vez allí, las burbujas entran por las ventanas, las puertas, por cualquier rinconcito por el que puedan introducirse. Y finalmente las burbujas se explotan dejando libres los sueños para que entren en la cabeza de las personas que están durmiendo y éstas puedan tener dulces sueños y un descanso reparador. En esta fábrica de sueños la mayoría de los duendes son muy buenos, pero hay algunos un poco traviesos. Esos duendes revoltosos, un día cuando tenían que estar cerquita de las personas, no prestaron la atención suficiente, porque preferían estar jugando entre ellos. Y al llegar a la fábrica al atardecer no sabían que instrucciones tenían que dar a sus máquinas para crear los sueños de esas personas.Así que, como no sabían las instrucciones que tenían que dar a las máquinas, decidieron gastar una broma e inventárselas. Se les ocurrió crear sueños con monstruos, con oscuridad, con grandes garras, etc. Les pareció una idea muy divertida. Estos sueños comenzaron su viaje dentro de las burbujas hasta llegar a las personas a las que tenía que llegar. Al día siguiente los duendes comenzaron de nuevo su labor de estar cerquita de las personas, para conocerlas y poder crear sueños, proporcionándoles así un descanso reparador. Los duendes revoltosos se sorprendieron al ver a sus personas con mala cara, cansados, enojados e irritables. ¿Qué les pasaba hoy a sus personas? ¿Por qué no estaban contentas y descansadas? Al pasar todo el día con ellas, pudieron saber que estas personas habían dormido mal porque habían tenido pesadillas.Los duendes traviesos se dieron cuenta de que su broma no era tan divertida, ya que habían hecho que las personas no descansaran. Se dieron cuenta también de que tenían que hacer bien su labor de estar cerquita de las personas y prestar atención, para poder hacer bien los sueños.Durante todo el día estuvieron prestando atención a sus personas sin distraerse ni un momento. Al atardecer, en la fábrica de sueños, se esforzaron más que nunca para crear los sueños de sus personas. Y a partir de aquel día sus personas tuvieron dulces sueños y un descanso reparador. Y ocurre que de vez en cuando hay algunos duendes revoltosos que se distraen y gastan bromas, haciendo que las personas tengan pesadillas.