La postmodernidad pone sus bases en dos realidades relacionadas entre sí, que han transformado la sociedad, estas son:

Estas ideas se han sumado a las propuestas de reconocidospersonajes del ámbito académico. Desde la Biología:

Con Darwin se instala la creencia de que somos producto de la evolución y el reino animal, por lo tanto el ser humano no debe esforzarse por limitar el curso natural de sus instintos, por el contrario, estos deberán ser satisfechos de alguna forma, porque sino se producirán tensiones insoportables que afectarán a la conducta, produciendo daños casi irreparables en la persona o en el entorno por la represión de dichos impulsos.

Desde la Filosofía:

Con la famosa frase de Nietzche Dios es malo. Tenemos que liberarnos y seremos más felices.

Desde la Psicología: Con S. Freud, quien dedicó gran parte de su vida e investigación al desarrollo de la sexualidad humana y la forma en la que ésta afectaba a las personas.

Desde la Sociología:

Reich desarrolló una teoría del orgasmo y la relacionó con otras teorías de descarga física y emocional que llegó a formular matemáticamente. Como dato curioso podemos decir que la revolución sexual que propugnaban Reich, luego Foucalt y otros autores, en su origen estuvo siempre asociada a cambios sociales de corte izquierdista porque fue en ese ámbito donde se fraguó este nuevo enfoque.

Desde la postura Bíblica Cristiana:

La dimensión física o genital de la sexualidad es solo un medio para alcanzar el fin de enriquecer la relación de amor entre un hombre y una mujer. La genitalidad, no debería ser el fin en sí mismo.

Hemos sido diseñados para ser seres integrales, holísticos, para vivir en armonía, no solo entre los demás, sino con nosotros mismos. Por eso, todas las áreas deben funcionar en equilibrio, sin ser siervos de ninguna de las áreas: ni la sexual, ni la laboral, ni la académica, ni la digital.

Para educar la sexualidad tenemos que narrar primero a un Dios relacional. Un misterioso Dios triuno, que se acerca hasta nosotros en una expresión humana llamada Jesús.

Este Jesús encarna el ser más sensible, respetuoso, justo y bueno que pisó la tierra. Ese carácter, ese tipo de persona es el que necesitamos explorar en nuestras mentes y en nuestras vidas para desarrollar una sexualidad digna de él, y para contagiarla en nuestros hijos.

Una experiencia sexual que no nos rompa espiritualmente sino que nos eleve a un bienestar, una realización, una seguridad que emocionalmente sea reparadora.