Lea el siguiente texto y conteste las preguntas 1 a 6.
TEXTO 1
El ornamento en el arte islámico.
Uno de los aspectos más importantes dentro del arte islámico, dado su aniconismo (1), es la profusión de ornamentos.El interior islámico. La pobreza de los materiales habitualmente empleados en la arquitectura islámica, como el ladrillo, el yeso o el estuco, que llevan en sí mismos una cierta sensación de mutabilidad (solo Dios es inalterable, todo lo demás cambia), contrasta con el cúmulo de recursos decorativos o escenográficos que entran a formar parte de la percepción artística del espacio islámico, hasta generar un ilusionismo efectista. Podría decirse que mientras el exterior es pobre —la ostentación se considera, en general, de mal gusto—, el interior está sofisticadamente cuidado, como si existiera la voluntad de esconder lo profundo tras una cáscara humilde. Hay que destacar, en particular, dos características de los interiores islámicos: por una parte, la evanescencia espacial, que se consigue mediante efectos de luz, bien al incidir sobre brillantes superficies de azulejos, o bien al quedar tamizada por celosías o pequeños vanos abiertos en las paredes, y mediante la multiplicación de los planos de columnas o muros, que contribuyen a crear una indefinición en los límites de cierre; y, por otra parte, la profusión ornamental, que se repite una y otra vez por todas partes, generando dinamismo y continuidad.Los motivos decorativos. La religión musulmana es anicónica, es decir, no utiliza imágenes, sino palabras para ilustrar los contenidos de su fe: "No pintéis más que árboles, flores y seres inanimados", dicen los más escrupulosos principios islámicos, a los que solo escapan algunos exquisitos gobernantes, en recintos privados o en miniaturas. Pero la decoración constituye un capítulo fundamental del arte islámico. Es de tres tipos: caligráfica, vegetal y geométrica. La importancia de la palabra en la religión islámica determina su valoración, no solo por su contenido, también por su forma. Hay dos tipos de escritura, la cúfica, con signos angulosos y sobrios, y la nasji, con rasgos más libres y cursivos.Este énfasis en el signo implica que el ejercicio de la escritura —copiar el Corán— fuera considerado una actividad artística: el trazo se convierte en portador de un mensaje que, en combinación con otros, conforma un plano decorativo que trasciende lo ornamental, para adquirir un valor sagrado. Pero la caligrafía se inserta también en la decoración arquitectónica: los edificios islámicos llevan inscripciones, generalmente suras del Corán, que en cierto modo cumplen un papel similar al de las imágenes cristianas.La decoración vegetal ha de relacionarse con la evocación del Paraíso y con la importante presencia de la naturaleza, siempre en estrecha relación con la arquitectura, en la vida islámica. En general, los motivos concretos tienden a estilizarse, como los atauriques, que si bien remiten a pinas y palmeras, llegan a parecer abstractos. Suele tratarse de relieves de estuco, que forman paneles planos, casi siempre pintados de vivos colores, que proporcionan a los interiores un aspecto exótico.La decoración geométrica se basa en la repetición y multiplicación de líneas que se cruzan formando motivos diversos, con el panel como único límite. Se aplica tanto a azulejos de cerámica vidriada que cubren las paredes, como a trabajos de marquetería, como las celosías. Las artes del objetoAunque hay algunas pinturas y esculturas importantes (por ejemplo, en palacios omeyas), el gran aporte artístico del mundo islámico, además de la decoración interior, es el esmerado trabajo de objetos útiles, muchos de los cuales salieron de los talleres del Al-Andalus. En primer lugar, hay que considerar las telas, de seda, con motivos geométricos que se repiten, semejantes a los motivos arquitectónicos. Se utilizan para realizar lujosos vestidos de corte o para regalos distinguidos, con hilos de oro y plata, que aprovechaban también los reyes cristianos. En segundo lugar, el ajuar doméstico, que es variado y complejo y está ejecutado en diversos materiales (bronce, vidrio o cerámica). En concreto, en los objetos de cerámica empleaban diversas técnicas, como la cuerda seca, que es un procedimiento de cerámica vidriada consistente en separar los colores por una fina línea a base de materia grasa, que se volatiliza al cocer los objetos. El producto más lujoso es la loza dorada, que se fabricó en la Granada nazarí. En tercer lugar, tuvo también mucha importancia el trabajo en marfil, especialmente en la Córdoba de los siglos X y XI, tallado con motivos vegetales y geométricos, y con escritura cúfica, que cubren por completo la superficie del objeto, y que se utilizaba como un apreciado regalo.La enciclopedia del estudiante. Tomo 9: Historia del arte. Buenos Aires: Santillana, 2006.1 Aniconismo: Cualidad de no poseer decoración figurada, generalmente por motivos teológicos o ideológicos.