El
mindfulness consiste en ser consciente del momento presente, dejando
de lado aquellas cosas que nos distraen en el día a día. A través
de la atención plena, ejercitamos la concentración y la capacidad
de análisis. Además, podremos aprender a valorar las pequeñas
cosas, los pequeños detalles a los que no damos ninguna importancia
pero que cuentan y existen. Esos pequeños detalles conforman un
universo de elementos que en conjunto, configuran todo lo que nos
rodea.
Muchas
veces nos centramos en los problemas del día a día, y a medida que
nos centramos en ello (o lo intentamos) nos es más analizarlos de un
modo objetivo. Parece que el mundo se viene abajo si no somos capaces
de arreglar tal o cual aparato, si estamos en un atasco, si tenemos
problemas con el alcohol, con otras personas, en fin, son situaciones
y estados que no desearíamos tener, nos molestan o simplemente, los
percibimos como perjudiciales.
La
práctica de la meditación (en este caso, no necesariamente
religiosa o mística) nos hace más capaces de afrontar los problemas
que antes se refieren. Es decir, los problemas del día a día.
Pero
más aún, la práctica de la atención plena contribuye de un modo
eficaz a combatir el dolor, el estrés o la ansiedad (muchas veces
íntimamente relacionados).
Basado
en el manual “Mindfulness para reducir el estrés, una guía
práctica” y adaptado al ámbito clínico, te propongo una serie de
ejercicios a desarrollar
comer
atentamente un grano de uva (o cualquier otra cosa
comer
atentamentE
chequeo
atento