En las últimas décadas, diversas constituciones en el mundo han incorporado en sus disposiciones alguna mención a los animales, manifestando así algún grado de preocupación sobre la protección animal. Los procesos constituyentes que hemos vivido en Chile, durante los últimos 3 años, han dado cuenta de esto con diferentes resultados.
Como organizaciones dedicadas a la protección animal, seguimos con esperanza e ilusión la consagración de la protección de los animales en una nueva Constitución, estableciendo deberes claros para el Estado y así, velar por el resguardo de los animales y no retroceder en lo poco que se ha avanzado.
Lamentablemente, el actual proceso constituyente no dio el ancho. Desde un inicio, la Comisión Experta rechazó incluir a los animales en la propuesta que elaboraron y, luego, el Consejo Constitucional rechazó la Iniciativa Popular de Norma (IPN) N° 4.131 “Chile por los Animales”, la cual fue la iniciativa más apoyada durante el proceso constituyente actual, recibiendo más de 25.415 apoyos.
Si bien la actual propuesta incorpora una mención a los animales al señalar que "es deber del Estado y de las personas promover la protección de los animales y su bienestar, como asimismo promover su respeto a través de la educación de conformidad con la ley", lo cierto es que esta disposición posee un carácter simbólico y limitado.
En efecto, mientras se consagra el deber anterior, el Consejo Constitucional aprobó la IPN N° 7.999 "Respeto por las actividades que dan origen a la identidad de ser chileno", incorporando el siguiente artículo en la propuesta: "Todo habitante de la República debe respeto a Chile y a sus emblemas nacionales. Los chilenos tienen el deber de honrar a la patria, respetando las actividades que dan origen a la identidad de ser chileno, tales como la música, artesanía, juegos populares, deportes criollos y artes, entre otros."
Este artículo hace incompatible cualquier aspiración de protección animal a través de la propuesta constitucional, pues indica que se resguardarán aquellas actividades que sean consideradas como deportes criollos, lo cual, en palabras de la Federación de Rodeo Chileno, implica que el rodeo está protegido en la propuesta.
Como defensores de los derechos animales, somos enfáticos en catalogar esta propuesta como la Constitución del Rodeo y, consecuente con esto, nos encontramos en el deber moral de llamar a votar en contra de la misma. Resulta incompatible que el Estado pretenda promover la protección animal si, al mismo tiempo, se obliga a sus ciudadanos a respetar una actividad que genera un repudio categórico en la gran mayoría de personas de este país. Es imposible construir una sociedad más respetuosa con los animales al mismo tiempo que se obliga a su ciudadanía a respetar una actividad con un nivel tan notorio de sufrimiento y crueldad hacia éstos.
