Toma tiempo con el Espíritu de Dios. Trae a memoria las Palabras que Dios te ha hablado sobre cosas especificas en tu vida. (Sí aún no tienes palabras especificas, pídele que te hable, y te recuerdo que todas las promesas son tu herencia). Llévalas delante de la presencia de Dios y medita en esas palabras. Inspirado por Él, se intencional en meditar en sus Palabras y traerlas a memoria. ¿Podrías compartir conmigo una palabra dada por Dios en la que estás anclado en tiempos como los que hablamos?