En un pueblo llamado Ratopollis vivía el ratón Juanito en una casita junto a un árbol. De vez en cuando salía a caminar por el pueblo, se sentía muy triste, porque sus amiguitos lo habían humillado y ofendido. Un día un pájaro anuncio una tormenta, ante ese aviso los demás ratones se fueron a la montaña, algunos de ellos se acercaron para invitarlo, pero él se negó. Un anciano ratón al ver la actitud del ratoncito se acercó para preguntarle. ¿Qué te pasa Juanito? ¿Por qué actúas así?, ¡Porque me ofendieron y me lastimaron en el pasado! respondió Juanito. ¿Pero no te das cuenta de que tú también estás ofendiendo con tu actitud? Es imposible caminar por la vida sin lastimar y sin ser lastimado. Juanito guardó silencio y el anciano continuó diciendo: Debes aprender a perdonar. Pasadas unas horas la tormenta pasó y todos los ratones salieron de la madriguera para disfrutar de los primeros rayos del sol sentados sobre una roca con unas gafitas de sol. En ese momento llegó Juanito con su colita al viento y compartió nueces y semillas con todos. Con esta actitud pidió perdón y perdonó a los que les habían lastimado.