Se proyecta que la producción de alimentos debe duplicarse en el 2050 para satisfacer la demanda de una población en continuo crecimiento. El mejoramiento genético es un componente crucial para garantizar la seguridad alimentaria global, ya que permite incrementar el rendimiento, la calidad nutricional, la resistencia a plagas y enfermedades, y la tolerancia condiciones climáticas adversas. En este sentido, la inducción de mutaciones es una herramienta eficaz y ampliamente utilizada en el mejoramiento genético de plantas, teniendo éxito a nivel mundial ya que oficialmente ha permitido la liberación de más de 3,332 variedades mutantes en más de 240 especies.