El cambio climático es uno de los desafíos más importantes que enfrenta la humanidad y las ciudades son actores primordiales en la lucha contra el cambio climático y en la gestión de sus   principales impactos.

La urgencia de la acción climática se vincula no solo a las proyecciones climáticas futuras, sino a los efectos ya observados del cambio climático en el territorio argentino: olas de calor, incremento del efecto isla de calor de las ciudades, sequías, incendios forestales, inundaciones, afectación de ciudades costeras por suba del nivel del mar y pérdida de biodiversidad, entre otros. Todo ello, acompañado por el contexto social generado en la crisis macroeconómica que estamos atravesando.

Así es como esta complejidad nos presenta importantes desafíos: lograr una recuperación ecológica y justa de la actual situación con economías fuertes y sostenibles; desarrollar la resiliencia y adaptación de las ciudades y los ecosistemas frente al cambio climático, como así también, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con la suficiente rapidez para limitar el calentamiento global.

El Acuerdo de París, en su artículo n°2, hace un llamado para “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5°C, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático”, objetivo que cada vez es más difícil de alcanzar. No obstante, con los compromisos asumidos hasta la fecha, la RAMCC ha sido desde siempre un ámbito relevante para la consolidación de la lucha frente al cambio climático.

La Argentina ratificó el Acuerdo de París en el año 2016 a través de la Ley N° 27.270 y, para cumplir con los compromisos asumidos, presenta regularmente sus inventarios y sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC). En diciembre del 2021, presentó su segunda NDC, en la cual actualizó su compromiso con la limitación de emisiones de gases de efecto invernadero, presentando una meta de mitigación más ambiciosa: no exceder la emisión neta de 349 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) en el año 2030, aplicable a todos los sectores de la economía. Al mismo tiempo, a través de su segunda Comunicación de Adaptación, puso especial énfasis en disminuir las vulnerabilidades territoriales, socioeconómicas y ambientales y fortalecer la resiliencia de los diferentes sectores hacia el 2030, sin olvidar, el establecimiento de una estrategia a largo plazo incluyendo cambios estructurales y un plan de acción guadual en el corto plazo con el objetivo de alcanzar un desarrollo neutral en carbono para el año 2050.

Adicionalmente, Argentina ha reforzado su compromiso en el tema mediante la Ley N° 27.520 de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global, que involucra la institucionalización de la gobernanza climática a través del Gabinete Nacional de Cambio Climático y el Consejo Asesor, así como del Plan Nacional de Adaptación de Mitigación como principal instrumento nacional de planificación. Dicho instrumento fue concluido en 2022 y sintetiza las políticas nacionales de mitigación, adaptación y pérdidas y daños. La ley también instituye los planes de respuesta de las jurisdicciones subnacionales.

Los municipios argentinos presentan un importante liderazgo en materia climática, especialmente a través de la elaboración de planes locales de acción climática, inventarios de emisiones, evaluaciones de riesgo y vulnerabilidad y sistemas de monitoreo de la acción.

Negar hoy el cambio climático implicaría un desconocimiento y una desatención a todos los esfuerzos llevados adelante por los distintos niveles de gobierno, a las alianzas públicas, privadas y académicas construidas y a los resultados concretos ya obtenidos en distintas ciudades y provincias de nuestro territorio.

Es por ello que, los municipios miembros de Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático

- Reconociendo la emergencia climática mundial y la relevancia de las ciudades en su abordaje, junto a la necesidad apremiante de una respuesta progresiva, pero a la vez eficaz a la amenaza constante del cambio climático;

- Teniendo en cuenta las necesidades específicas y las circunstancias particulares que existen hoy día en el territorio nacional;

- Señalando la relación intrínseca que existe entre las medidas, las respuestas y el alcance que genera el cambio climático, sean ellas, locales, provinciales y/o nacionales;

En mutuo acuerdo, solicitan a las y los candidatos a la Presidencia de la Nación y a líderes políticos, académicos, empresarios, ONG, inversores y la sociedad civil a:

1. Reconocer la emergencia climática mundial y a tomar acciones basadas en la ciencia para enfrentarla.
2. Ratificar la meta de alcanzar el nivel cero emisiones netas en 2050 o antes, en consonancia con los esfuerzos mundiales para limitar el calentamiento a 1,5 °C y explicar los pasos a tomar para lograrlo.
   
3. Ratificar y solicitar un mayor acompañamiento desde el Estado Nacional sobre recursos coparticipables que permitan a cada gobierno local fortalecerse en cuanto a la lucha frente al cambio climático.
   
4. Incentivar a las provincias a incorporar las capacidades de respuesta y vulnerabilidades de los municipios que las conforman en sus Planes de Respuesta al Cambio Climático a fin de asegurar la adaptación en todo el territorio y alcanzar los objetivos climáticos para el año 2050.
   
5. Incorporar a la adaptación como parte fundamental de la planificación de la acción climática, de manera coordinada con la gestión de riesgos, y favorecer enfoques integrados con las políticas de mitigación para lograr un desarrollo climáticamente resiliente.
   
6. Propiciar la participación ciudadana activa de entidades sociales, actores económicos, partidos políticos en cambio climáticos, incluyendo a la comunidad científica, para tomar decisiones informadas y promover acciones transformadoras con co-beneficios en mitigación y adaptación, la transparencia y la elaboración de sistemas de monitoreo y seguimiento de los planes de acción climática local.
   
7. Contribuir solidariamente en la búsqueda individual y colectiva de financiamiento climático y de otros mecanismos de apoyo, conforme a los desafíos crecientes que enfrentamos como ciudades del sur global.
   
8. Instrumentar mecanismos que apoyen a los municipios a presentar proyectos alineados con la NDC, el Plan Nacional de Mitigación y Adaptación y los respectivos instrumentos locales a fondos climáticos internacionales y a otras fuentes.
   
9. Contribuir a un ecosistema que permita el surgimiento y adecuación de las empresas que preserven el ambiente y contribuyan con los compromisos de descarbonizar la economía
   

La emergencia climática resulta una oportunidad si trabajamos en conjunto para el desarrollo económico, social y ambiental de Argentina; un país donde se desarrollen modelos de producción sostenible que permitan fortalecer las economías locales y regionales, contribuyan a la transición energética y generen trabajo decente e inclusión social.