La espiritualidad en la educación

 “En este tiempo de crisis global tenemos que encaminar nuestros esfuerzos a una educación más sabia y más benévola para que los seres de mañana sepan vivir de una mejor manera y crear mejores instituciones”. C. Naranjo

 La crisis que estamos viviendo a nivel individual y colectivo se puede definir como un malestar existencial: un ansia hacia el futuro y la pérdida de sentido de cualquier proyecto de realización. El miedo y la frustración siembran arrogancia y violencia hacia los demás y hacia sí mismos. Estamos asistiendo, después de la pandemia, a una implementación de depresión y dependencia en los jóvenes que son síntomas, consecuencias, de esta sensación de precariedad, un sentimiento de soledad  por lo cual  la comunidad  ya no es un lugar de pertenencia y de referencia.

 Necesitamos una educación que favorezca un proceso espiritual como posibilidad de desarrollar nuestro potencial completo, salir del rincón estricto en que estamos y recuperar nuestra sabiduría instintiva, afectiva y cognitiva en la consciencia que somos seres completos.

 Integrar el camino espiritual en la educación significa recuperar la espontaneidad inocente y la comprensión amorosa de nosotros mismos y del otro que se da cuando sabemos cultivar el silencio, la escucha y los valores éticos que son incluyentes del otro, no discriminan y no enjuician. Esta consciencia individual y colectiva  es la posibilidad de volver a sentir la comunidad como lugar propio, donde cada uno tiene su valor y contribuye al crecimiento de cada uno en una red de relaciones creativas y reconociendo la sacralidad de la tierra que habitamos.

Educar a ser es posible solo siendo personas completas que pueden transmitir esta experiencia y esta actitud y por esto es urgente y necesario un cambio fuerte en la formación de los educadores para que el docente vuelva a su oficio de educar para la vida.  

Relatora: María Grazia Cecchini. (Italia)

Fecha del evento: 16 de enero  a las 18:00 hrs.