El cambio climático es uno de los desafíos más urgentes que enfrenta nuestro planeta. Sus efectos se manifiestan de diversas maneras en todo el mundo, y uno de los lugares más afectados son los polos. Este texto explorará cómo el cambio climático ha dejado una marca indeleble en los ecosistemas polares.

En las últimas décadas, los polos han experimentado cambios dramáticos debido al calentamiento global. El deshielo de los glaciares y las capas de hielo es evidente, y esto tiene consecuencias significativas para la fauna y flora que dependen de estas áreas extremas. Los osos polares, por ejemplo, se ven amenazados a medida que su hábitat disminuye. La acidificación de los océanos también afecta a los polos. A medida que la temperatura del agua aumenta, los organismos marinos, como los crustáceos y los moluscos, luchan por adaptarse a un entorno cambiante. La pérdida de hielo marino impacta no solo a los animales que viven en el agua, sino también a aquellos que dependen de ella para cazar y alimentarse. Además, los científicos han observado cambios en los patrones climáticos polares. Las temperaturas extremas, la intensificación de las tormentas y la variabilidad climática son síntomas de un sistema que está siendo alterado por las actividades humanas